Review de «Los Últimos Jedi» (2017)

QUE EL PASADO MUERA.

Rian Johnson (Brick, Looper) se sentó en la  silla del director para la entrega más reciente de  la saga de Star Wars (que se debería llamar El  Último Jedi, ya que se refiere a Luke Skywalker), junto con el elenco original del Despertar de la Fuerza, sin Harrison Ford por razones obvias, siendo además la última película de Carrie Fischer. Si hay un sentimiento que pueda describir esta película es que Johnson trae un necesitado aire fresco a la saga intergaláctica. Esta película traía consigo mucha anticipación ya que se suponía que iba a resolver todas las dudas que se pusieron encima de la mesa durante el largometraje anterior dirigido por JJ Abrams.

Sin embargo, deja incluso más dudas que respuestas-y está bien; no sirve de conclusión, sino de etapa intermedia en la nueva trilogía. Esta película se compara de manera irremediable al Imperio Contraataca (catalogada según muchos como la mejor película de toda la saga) al ser el segundo capítulo de una nueva trilogía de Star Wars, que sigue explorando la historia de los Skywalker.

No me temblaría el pulso si afirmo con total seguridad que esta película es arriesgada, divertida, dramática, dejándote con ganas de más; haciéndola la mejor película de Star Wars de manera general por todo lo que tiene. 

LO BUENO DE LOS ÚLTIMOS JEDI

Una crítica recurrente es la incomprensión del personaje de Luke Skywalker. Se critica el hecho que el ex-Maestro Jedi no intente entrenar a Rey, que haya perdido toda esperanza y que se le vea algo desganado, renunciando a todo lo que implique luchar por la Rebelión, algo que moldeó su carácter durante las películas originales de George Lucas. El propio Mark Hamill reconoció que la dirección que tomó su personaje le pareció extraña cuanto menos, pero aceptaba que fuera así, prometiendo esforzarse al máximo para poder cumplir con lo que Johnson tenía en mente.

Y vaya si lo hizo. La actuación de Hamill fue sobresaliente y la mejor hasta la fecha. Si bien es cierto que el retorno del legendario personaje a la gran pantalla era de lo más esperado de todo el 2017, cumplió con creces. Vimos un Luke, que lógicamente, con el paso de los años y aún con el recuerdo de su intento fallido de matar a su propio sobrino Ben Solo al ver la destrucción que traería a la galaxia, se convierte en un ermitaño en la isla de Ach-To; alejándose de todo lo que tuviera que ver con la Fuerza, los Jedi, los Sith o cualquier otro término mencionado anteriormente en cualquier película de la saga.

Se hablaba del hecho de las expectativas, y varias de ellas se centraban en un posible paso de Luke al lado oscuro (tal y como podían sugerir los tráileres; estrategia de marketing, al fin y al cabo); o incluso una posible y última batalla de sables de luz, donde el maestro se enfrentaría a Kylo y/o Snoke.

Pero nada de eso ocurrió. Ni se pasó al lado oscuro, ni volvió a empuñar un sable de luz que estuviera encendido. Luke fue humanizado al completo: sintió una enorme responsabilidad, pero también una sensación de fracaso. Sabía que había fracasado tanto como mentor y como hermano, ya que su propia hermana Leia le había dejado a cargo de Ben y él no pudo transmitirle todo el conocimiento que poseía (que a la postre incluso le vino bien), añadiendo que intentó asesinarlo. A esto se le suma que Luke sintió que dejó de ser esa leyenda (una temática muy recurrente, donde se hace distinción entre el mito y la leyenda) de la que toda la Galaxia hablaba, ya que con el error que cometió, había vuelto a desencadenar una serie de altercados que harían que todo empezase de cero otra vez. 

Por una vez en una película de Star Wars, el personaje que se supone que está en el lado luminoso hizo algo que el resto de los mortales hemos hecho una vez al menos durante nuestras vidas: esconder la cabeza y esperar que pase el chaparrón. Es uno de los caminos más lógicos, arriesgados e innovadores que podría haber escogido Rian Johnson, que no dudó ni un instante en hacerlo; ya que el Luke que todos conocíamos no era el mismo que estábamos viendo: el de Los Últimos Jedi era un personaje que, al haber pasado 30 años desde la última vez que supimos algo de él, iba a tener lógicamente un desarrollo más complejo, humano y en el que uno se podía incluso sentir representado, permitiendo que se supiera cuáles fueron sus motivos para irse al sitio más remoto a morir.

Este Luke que vemos tiene conflictos, temores, dudas, y, sobre todo, comete errores. Errores grotescos que parecen tirar por la borda todo el desarrollo que pensó George Lucas allá por los años ochenta.

Pero no es así. Si bien es cierto que todos deseábamos ver a un Luke Skywalker que demostrase que era un maestro Jedi en cualquier sentido posible, que había viajado por cada rincón de la galaxia, que dominaba como nadie la lucha cuerpo a cuerpo, y miles de cosas más…lo obtuvimos. Pero de formas muy sutiles. Por ejemplo, al principio, cuando se le ve doblando su ropa, se puede observar un cristal rojo; este mismo es un cristal kyber, usado para los sables de luz, implica que tuvo que hacer alguna que otra búsqueda por algún lugar remoto de la Galaxia para conseguir apropiarse de tal bien.

Cuando se tiene que enfrentar a Rey, Skywalker demuestra que sigue manteniendo dotes suficientes como para derrotar a la joven con un simple palo. Hay varios ejemplos minuciosamente insertados a lo largo de toda la cinta, con lo cual nombrarlos todos se hace bastante difícil. 

Anhelamos ver algo nuevo. Esta es la mejor y la más lógica representación de Skywalker que jamás veremos; empezando su historia en Tatooine, observando en el horizonte la puesta mítica de los dos soles, imaginando lo que puede llegar a ser; y terminando con la misma puesta de esos dos soles, acompañada de la indescriptible banda sonora del maestro John Williams. Es el final perfecto para este icónico personaje.

John Williams volvió a componer la totalidad de la banda sonora y es de las mejores hasta la fecha. Desde las secuencias de Ach-To hasta el desenlace en Crait. Cada pieza musical se puede asignar sin problema con su escena correspondiente; y con únicamente escuchar la melodía uno sabe a qué momento de la película pertenece.

Este es sin duda uno de los mejores trabajos del compositor, que entre sus obras destacan la banda sonora de Jurassic Park, E.T., Harry Potter, o Jaws por nombrar unos cuantos. Uno nota en todo momento que se encuentra en una película de Star Wars y eso se debe también en gran medida a Williams; donde consigue resaltar la melancolía (encuentro de Luke con Yoda); epicidad (momento en el que Rey se hace con el sable de Luke instantes después de la muerte de Snoke); o tristeza (últimos momentos de Luke en Ach-To antes de convertirse en uno con la Fuerza).

Por no hablar de lo bonita y majestuosa que es la melodía de la isla de Ach-To; tanto cuando se nos presenta a Skywalker como cuando Rey descubre lo que es la Fuerza. Podemos incluso añadir que el momento en el que Luke se desvanece después de haberse enfrentado a Kylo; la música nos resume la idea principal. Encontrar la paz y el equilibrio desde la luz, pero confrontando la oscuridad. La melodía de la Fuerza suena cuando el maestro se convierte en un fantasma; y es posteriormente unida a la melodía que caracteriza a Rey y a Ren: luz para Rey, oscuridad para Re; y últimamente un equilibrio para Luke. John Williams ha dado su mejor versión para esta cinta y se nota.

Johnson nos quiere hacer ver que todo lo que se nos ha dicho hasta ahora se tiene que poner en duda (más bien, no es que se tiene, sino que se debe); y que además no todo debe de seguir un guion. Desde si la conducta de los Jedi, pasando por lo que es la Fuerza hasta de donde vienen nuestros héroes. Se nos plantea varias veces que el estilo de vida que llevaban los Jedi era incorrecto; tal y como le explica Luke a Rey en la cueva de Ach-To.

Como el mismo Yoda dice, no eran fáciles de leer; y es hora de avanzar y dejar atrás el pasado (otra temática recurrente en la película) ya que esa doctrina está muy anticuada.

De hecho, a medida que se va desarrollando la trama; nos podemos dar cuenta de que lo que se quiere es hacernos ver que lo ideal es el equilibrio; el Ying y el Yang. Incluso se puede ver en la vestimenta de los personajes principales: Rey va de blanco (con toques de gris), mientras que Kylo Ren va de negro; implicando que una unión de ambos traería el tan deseado equilibrio a la Fuerza y que no es algo que resida en un solo cuerpo; tal y como se pensaba con Anakin Skywalker. Anticipado por el Líder Supremo Snoke, dejando claro que las habilidades de ambos se desarrollan de manera proporcional:

La oscuridad crece, y la luz en igual medida.

Ayudándose de la temática sobre el pasado y el futuro; Johnson elimina a Snoke de la escena, siendo asesinado de manera fría y calculada por su pupilo, sorprendiendo al público; siendo su muerte algo muy satisfactoria. Pero esto también implica el desarrollo al mismo tiempo de Kylo Ren, asentándose como el villano definitivo de esta nueva trilogía. Snoke es desde el principio una cortina de humo, pero la dirección nos intenta hacer ver que él es el auténtico villano (emulando a Palpatine).

De nuevo, esta acción es algo con la que el público se puede ver reflejado: siempre nos gusta tomar las riendas de nuestro propio destino; y una vez que lo hacemos, nos sentimos imparables (sensación que se corrobora en la escena siguiente, en la que aparecen los guardas pretorianos). Este giro inesperado que toma la trama es una seña de identidad que deja Johnson durante las dos horas y media que dura; y es el del factor sorpresa, un atrevimiento que hacía tiempo no podíamos ver.

LO NO TAN BUENO DE LOS ÚLTIMOS JEDI

A pesar de todo, ninguna película es perfecta. Los Últimos Jedi no es una excepción. Si bien se ha mencionado antes que esta película era divertida, teniendo ciertos toques de humor; hay momentos que parecen estar forzados (como la escena en la que Rey y Kylo se conectan mediante la Fuerza) y que no terminan de encajar al completo; pareciendo incluso que es una petición de Disney.

A lo largo de la película se nota de manera prominente que Johnson tiene por objetivo sorprender, tomar caminos diferentes e innovadores; consiguiéndolo en ocasiones (muerte de Snoke; hacer de Luke una proyección en Crait; hacer que Rey sea una don nadie); y fallando en otras (Leia volando por el espacio; el sacrificio de Finn saboteado por Rose, o la breve aparición de Phasma).

Se intenta sorprender al público de manera que se introducen elementos que nos pueden parecer nuevos; pero que a veces se pasan demasiado y crean un efecto inverso: nos sorprende para mal y no le vemos exactamente la lógica. La toma de riesgos excesivos que traían consigo una nueva e inesperada dirección; junto con un ritmo un poco pesado (la escena del casino en Canto Bight) fueron los pecados que condenaron esta cinta y fue tan duramente criticada por fans.

Aunque, desde mi punto de vista, es preferible insertar elementos completamente nuevos que te hagan pensar sobre lo que uno ya ha visto; antes que asegurar como hizo JJ Abrams en la película anterior, donde la trama era muy parecida al Episodio IV. Tener ideas diferentes puede chocar, pero si uno no arriesga no puede ganar; y es mejor tener las agallas que tuvo Johnson, ya que eso implica una inversión de tiempo e imaginación en algo diferente. A uno le puede gustar o no luego la trama, pero se debe de tener en cuenta cuando una idea es original o no. Esto no significa que el Episodio VII fuera un fiasco; sino que fue un trampolín excelente para relanzar una nueva trilogía, mezclando nostalgia junto con nuevos personajes. 

EN RESUMEN

Esta película ha recibido una enorme cantidad de críticas tanto positivas como negativas, siendo sin lugar a duda la que más división ha creado entre los fans de la Guerra de las Galaxias. Lo que yo creo que pasó con esta película en general, es, como ya he dicho antes, que se la intentó comparar al Imperio contraataca. Desde las declaraciones de actores como Daisy Ridley (Rey), John Boyega (Finn) o incluso el propio Rian Johnson; donde se afirmaba que esta película tomaría caminos sorprendentes, hasta el deseo de Adam Driver (Ben Solo/Kylo Ren) de no enseñar ningún tráiler hasta que saliera la cinta en la gran pantalla, los fans se vieron con las expectativas por las nubes.

Y esto es un problema, ya que si para cualquier evento que vaya a ocurrir en nuestras vidas no termina de salir como nos hubiera gustado, tendemos a llevarnos un disgusto. Y más si es con una película del calibre de Star Wars, la saga más prolifera de todos los tiempos, donde cualquier detalle es mirado con lupa y las expectativas son extremadamente ridículas. Ahí es donde reside realmente la división de opiniones entre la gente que haya visto Los Últimos Jedi. 

Las diferentes reacciones son parecidas a las que hubo cuando salió El Imperio Contraataca, y esta terminó siendo considerada no solo como la mejor de Star Wars, sino como una de las mejores de todos los tiempos al tener elementos innovadores que no se habían visto hasta el momento. Y esto es algo que busca Johnson sin parar, aunque bien es cierto que comete fallos. Pero estos fallos son contrarrestados tanto por los aciertos como por las decisiones que toma: la innovación y el riesgo pueden resultar grandes aliados cuando uno trata con proyectos de este calibre.

Si a esto se le añade que Star Wars se basa muchas veces en las emociones, no hay mejor aliado que Williams. Logra transformar momentos a priori normales en increíbles, y los increíbles en espectaculares. Creo, que, con el paso del tiempo, esta cinta se revalorizará (sobre todo cuando se haya estrenado el Episodio IX) después de ver la imagen global que deja la nueva trilogía. Sé la crítica por no tener sentido y no haber coherencia, pero es como la vida misma: a veces, muchas cosas no tienen ningún sentido, pero ocurre de todas formas. Si que es cierto que tiene momentos bajos, pero los altos son tan altos, que hacen que te olvides de los malos.

NOTA FINAL: 9/10