SOLO SONRÍE.


Todd Philips, mundialmente conocido por ser el director de la trilogía de Resacón en las Vegas; se encargó de dirigir esta cinta, que cuenta con Joaquin Phoenix (Arthur Fleck), Zazie Beetz (Sophie Dumond), Robert De Niro (Murray Franklin); y Frances Conroy (Penny Fleck). Joker fue una de las películas más anticipadas de todo el 2019; donde los más escépticos afirmaban que esta cinta ensalzaba la figura del mal y el caos, justificando así cualquier tipo de violencia; incluso antes de que se pudiera estrenar (sobre todo en los Estados Unidos). Joker se llevó el León de Oro del Festival de Venecia a mejor película; además de convertirse en la película clasificada como “R” más taquillera de todos los tiempos (sobrepasando a Deadpool 2).

Joker es una película que llegó envuelta de polémica y lo único que logró fue estar en boca de todos. Perteneciente a un universo de DC separado del DCEU, ¿es tan buena como dicen, o es puro marketing?


Joker

LO BUENO DE JOKER

Creo que lo más destacado de esta película reside en la increíble transformación de Joaquin Phoenix en Arthur Fleck. Independientemente de su cambio físico evidente (donde llegó a perder alrededor de 22 kilos), lo que realmente choca es el comportamiento que muestra en pantalla. Y es que es francamente aterrador lo bien que consigue vender al espectador que Arthur está profundamente trastornado psicológicamente; que no hay ni un solo momento del día que tenga un ápice de felicidad, y que realmente su vida va a ir peor por muy complicado que parezca. Desde la primera escena, la película empieza con Arthur siendo brutalmente golpeado por un grupo de jóvenes en un callejón; dejando muy claro que es lo que le espera a este personaje.

No obstante, incluso sabiendo que este personaje se transforma eventualmente en uno de los villanos más famosos del mundo de los superhéroes; Philips logra que el público sienta pena y empatice con Arthur. Pero no es una pena que dure cinco minutos porque luego los problemas se resuelvan como por arte de magia; sino que a medida que se avanza en la trama, Fleck es maltratado por el guion. Cae, logra levantarse después de un tiempo, y cuando vuelve a erguirse, vuelve a recibir otro puñetazo. Phoenix logra capturar la desgracia de este personaje de una forma tremendamente convincente, hasta el punto de que realmente deseas que a este hombre le pueda sonreír la fortuna de una vez por todas. Porque, aunque no sepas como ha sido su vida hasta ahora, puedes intuir fácilmente que poco o nada ha cambiado. 


Arthur Fleck

El momento extraño de la cinta, por llamarlo de alguna manera; ese punto de inflexión ocurre en el vagón de un tren. Ese momento, después de ser una vez más apaleado por un grupo de tres hombres en un metro, es cuando Arthur decide matarlos a sangre fría con una pistola. Puedes llegar a ver que, aunque en un primer momento Fleck se quede en shock por ello, lo acepta rápidamente. De hecho, hasta le gusta; porque luego se imagina manteniendo relaciones íntimas con Sophie (su vecina, interpretada por Zazie Beetz) una vez vuelva a casa después de cometer tres asesinatos en cuestión de segundos.

Y aunque pueda parecer algo inconcebible sobre papel, el espectador puede incluso llegar a estar aliviado durante un instante con esa acción, simplemente por el hecho que Arthur ha logrado dejar de sufrir por una vez en la película, aunque sea durante un mínimo instante. El hecho de tener una pistola es lo que de algún modo permite ser la “cura” de Arthur, y ahí es donde el espectador se da cuenta de lo que realmente implica, y deja de bancarlo. Se desprende de él porque ya no es Arthur, sino el Joker, o un embrión del mismo.

El buen hombre que era Arthur y que solo quería ayudar a la gente que estuviera teniendo un mal día, muere por completo en ese vagón de tren. Y es ahí donde, a pesar de no estar de acuerdo con los ideales de este hombre, el espectador está enganchado. Porque ha visto como desde un principio, Arthur era una persona que uno se puede encontrar en la calle, se ha convertido en el Joker. Que realmente, la diferencia puede parecer abismal; y aquí está representada como un simple paso al delirio.


Arthur Fleck de payaso

Lo que mantiene al público completamente pegado a la butaca es que todos podemos ser el Joker. Que no hace falta tener superpoderes ni ningún tipo de inteligencia extraordinaria; sino que algo tan usual como la falta de amor puede llegar a hacernos sentir realmente solos, sobre todo cuando no recibimos ayuda y nos hacen sentir menos de lo que somos.  Además, que el espectador, llegado a este punto, quiere saber adónde va la historia; si ese delirio crece, o si se reprime. Todo esto lo captura a la perfección Phoenix, desde el principio hasta el final. Llega hasta el punto de que te dicen que Phoenix está realmente trastornado en la vida real, y no lo descartas. Es una actuación sublime, y se llevó merecidamente el Oscar a mejor actor en 2019.

Una cosa que merece ser destacada es como la historia une a Arthur Fleck con Bruce Wayne (Joker y Batman respectivamente). Conociéndose desde antes sin saberlo, es curioso ver como la película empieza con Arthur literalmente derribado en un callejón, mientras que la vida de Bruce se derrumba figurativamente delante de él en otro callejón al final de la cinta. Es un bonito paralelismo.

Si hay otra cosa que se puede destacar de este largometraje es la banda sonora compuesta por la islandesa Hildur Guonadóttir. En un mundo donde las películas ambientadas en el mundo de superhéroes poseen en la inmensa mayoría fragmentos de música donde se desprende optimismo, esta cinta justamente se distancia con una banda sonora profundamente solemne, oscura, y triste.

Porque, realmente, Joker es una película triste. No es una película que uno se pondría todos los días. El viaje psicológico torturante por el cual pasa Arthur es tan impactante muchas veces debido a que estas escenas consiguen dar con la tecla – aparte de la dirección de la cinta – gracias a la banda sonora. Gran prueba de ello es la escena en la que Arthur se esconde en un baño público, después de haber cometido su primer crimen, y empieza a bailar.

Es una escena que deja realmente desconcertado al espectador. Primero, por lo que está haciendo Arthur (bailar como reacción instintiva después de haber matado a tres personas); y segundo, por la música que hay de fondo, que parece ser escuchada por el propio Arthur (que realmente se grabó así, donde Phoenix escuchaba ese fragmento musical a medida que iba bailando). Los pasos son tan meticulosamente estudiados por el personaje que dan la impresión de que Arthur los había practicado anteriormente, y estaba esperando un momento en el que pudiera liberarse de cierta forma, dejando salir así a su alter ego. Esta cinta se llevó el Oscar a Mejor Actor (Joaquin Phoenix) y Mejor Banda Sonora (Hildur Guonadóttir), y ambos completamente merecidos.


Arthur bailando en un baño

Otro cumplido que se le puede otorgar a Joker es su cinematografía. Tiene unos planos bellísimos en muchos casos, y junto con la estética y ambiente que posee la hacen realmente única. Bien es cierto que estas dos últimas no funcionarían sin la actuación maravillosa de Phoenix ni la banda de Guonadóttir; ya que toda película funciona como un reloj suizo, donde si una pieza falla, el resto falla. En este caso, las piezas importantes, los cimientos de esta película, son sólidos de principio a fin. Desde el primer minuto sientes una sensación de crispación de la ciudad de Gotham, donde es obvio que reina el caos y la negatividad.

La risa retorcida de Arthur, sus miradas, las calles a oscuras, o la desesperación palpable hacen de poderosos aliados para explicar la caída de Arthur Fleck hacia la locura. Todos estos elementos llegan al punto de casi ser tangibles, que cuando llega el momento en el que Arthur asesina al que era su ídolo Murray Franklin (Robert De Niro), uno se siente descolocado. Se llega uno a sentir como si ese asesinato hubiera sido real. Pero creo que ese asesinato se siente real por lo que el espectador puede empatizar con el Joker desde un principio, porque sabemos que es lo que le ha llevado hasta ese punto. Y pese a no compartir sus ideales de tomarse la justicia por su propia mano, sí que podemos estar de acuerdo en algunas de sus frases:

«¿Qué es lo que obtienes cuando te cruzas con un solitario enfermo mental en una sociedad que lo abandona y lo trata como basura?”

“La peor parte de tener una enfermedad mental es que todo el mundo espera que te comportes como si no la tuvieras”

Y justamente son estas dos frases que demuestra de forma breve, pero sencilla, la razón por la cual Arthur Fleck se transforma en el Joker. Y de cierto modo, tiene razón. Si que es cierto que, a día de hoy, muchos de nosotros vivimos sin sobresaltos (relativamente hablando), pero nunca nos preguntamos cómo es que se vive sin tener cosas tan básicas, como puede ser el amor familiar o la cordura. Son elementos que tenemos tan interiorizados que no consideramos que nos pueda faltar ambas cosas al mismo tiempo, y que, en caso de estar ausentes, no nos paramos a pensar como tiene que ser vivir sin ellos.

Se habló que esta película ensalzaba la violencia por parte de la gente con enfermedades mentales. Discrepo completamente. Esta película nos hace sentir mal porque durante las dos horas que dura, sentimos lo que estas personas tienen que lidiar todos los días (no de una forma tan extrema donde se revelen contra el sistema y dando vida a una figura tan icónica, eso sí). Sentimos lo que es sentirnos profundamente solos; y vemos como tratamos de forma involuntaria (e incluso voluntaria para muchos individuos) a gente que sufre de verdad.

Esta cinta nos manda un mensaje claro de ponerse en los zapatos de los demás; no por el temor a que se erija una figura como el Joker, sino justamente para salvarlos de esa locura, y que haya gente que está dispuesta a ayudar. Simplemente nos enseña la otra cara de la moneda de lo que ya conocíamos, como es la historia de origen de Batman, por ejemplo. Todo depende de quien cuente la historia.


El Joker en Murray Franklin Live

LO NO TAN BUENO DE JOKER

No es ningún secreto que este largometraje, tal y como admitió Todd Philips, se inspiró de Taxi Driver, que curiosamente cuenta con Robert De Niro como protagonista, también presente en Joker. Si bien es cierto que posee varias similitudes y a veces puede parecer que hace un copia y pega, pienso que es lo suficientemente diferente y original como para considerarla como una obra propia. No obstante, hay una escena eliminada donde Arthur acude al funeral de su madre con el mismo atuendo que Travis Bickie, recalcando así la fuerte inspiración de la película. Realmente este es el único pero que se le puede achacar a esta película.


EN RESUMEN

Creo que hay que entender que si Joker generó tanto revuelo fue por varias razones. La primera de ella fue porque en EEUU hay más probabilidad que en el resto de países a que haya tiroteos, como hemos presenciado a lo largo de la historia. No se vive con la misma intensidad en Ohio, que, en cualquier lugar de España, claro está. Ahora, como he dicho anteriormente, esta película nos hace sentir mal porque nos damos cuenta del trauma por el que la gente con problemas mentales tiene que pasar cada día, y muchas veces decidimos ignorarlo.

No es una película fácil de ver, pero sí que marca. Logramos empatizar con el villano más conocido de DC Comics, y no es tarea fácil. Pero si logramos empatizar en ciertos momentos con él es porque se humaniza a este personaje. Entendemos que es lo que le empuja a ser como es, aunque no compartamos su visión. Llegamos a sentir pena por él. A mí me dicen que en un momento dado sentiría pena por el Joker y obviamente diría que eso no ocurriría jamás.

Y lo más chocante quizás, es que todos podemos ser el Joker, porque es humano; y eso es lo que da miedo. No es como Thanos, un ser de otro planeta que mide 2,60 metros y que con seis gemas del infinito logra erradicar mitad de la vida en toda la Galaxia. El Joker es simplemente una persona que te encuentras por la calle. Que no tiene superpoderes. Solo con una pistola y maquillándose logra poner patas arriba a toda una ciudad. El hecho de que esta película se base en conceptos normales y ordinarios con los cuales nos identificamos cada día es lo que le da ese plus.

No es una cinta que destaque por su optimismo ni por su alegría, sino por el mensaje que transmite. Se rumoreó que esta película incitaría mucho más a la violencia, pero realmente hace todo lo contrario. Pretende prevenir que ocurran justamente esos problemas, y como podemos evitarlos. Creo que podemos encontrar la solución justamente en todo lo que le falta a Arthur.

Al Joker de Nicholson lo tiraron en ácido para transformarle en villano. A Arthur simplemente lo dejaron en una sociedad tóxica.


NOTA FINAL: 9/10

El Joker bailando en las escaleras

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